Cada cereza madura se transforma pacientemente bajo la luz del sol, conservando la esencia del trabajo artesanal en finca. Este microlote, procesado con dedicación en origen, revela un dulzor intenso y una complejidad única gracias a su lento secado natural.
Cultivado en las tierras altas de Córdoba, Veracruz, ofrece un perfil profundo: notas de chocolate, frutos deshidratados, cuerpo intenso, acidez cítrica y un final intenso y persistente.